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Sancho García, que gobernó Castilla como Conde Soberano. La viuda de García Fernández y madre de Don Sancho, Doña Aba, era todavía joven y muy bella. Según las caballerescas y de guerra de aquellos tiempos, el Conde Sancho García hacía treguas de paz con su adversario el rey moro de Córdoba Mahomad Almohadio, que había llegado con sus huestes hasta la localidad de Gormaz, estando los castellanos en San Esteban (Soria)... (+)
Para ser Montero sólo se les exigía ser hijos de Espinosa, tener limpieza de sangre y honradez y no pertenecer a oficios serviles o de delantal. Por ejemplo podían ser Monteros del Rey un hombre que labrara el campo, pero no un carnicero o un zapatero.
En las crónicas se habla de los Monteros diciendo “que pocos se podían gloriar de ser tan leales y bien nacidos”. Y en otro documento se afirma que si los monarcas de otros países morían a veces asesinados en sus propios palacios, era porque no tenían para su guarda, como el Rey de Castilla, a los cachorros de Espinosa, siempre dispuestos a defender con sus armas y su vida la de su Rey.
A los Monteros de Espinosa se les definió desde siglos: Valientes y leales castellanos que velan por el Rey de las Castillas.
Este privilegio de guardar la real persona durante el sueño fue concedido solo a los hijos de Espinosa y data desde el año 1006, sin que jamás fuera derogado hasta la primera republica, volviendo a su servicio con la Restauración.
La Reina Católica dividió los turnos de guardia en tres: la hora de prima, que terminaba a las doce de la noche; la modorra, que duraba de doce a cuatro de la madrugada, y la del alba, o sea de cuatro a seis. Cuando Carlos V llegó a España traía para su particular custodia de unos nobles servidores que titulaba “archeros de Borgoña”; pero los espinosiegos se opusieron a que guardasen al Rey otros que no fueran ellos.
Sostuvieron ahincadamente su exclusivo y privativo derecho, al fin el Emperador tuvo que acceder.
Es más, vencido por la lealtad de los Monteros, les concedió el derecho de que llevasen sus armas en la charretera, que desde entonces lucieron en el hombro del uniforme.

En la planta baja nos encontramos con la habitación dedicada a los MONTEROS DE TOROZOS, que cuenta con tres camas, pudiendo poner una supletoria.
Decorada con adornos de guerreros medievales, y la viguería castellana separando dos ambientes diferentes dentro de la habitación.
Con baño, individual, acabado en piedra envejecida.
Televisión.